Esta semana viajamos al norte del continente americano para descubrir uno de los animales más espectaculares de los Estados Unidos, e incluso del mundo… Un símbolo de este país, formando la imagen de su escudo, sus monedas y otros tantos emblemas estadounidenses.
¿Sabéis ya de quién estamos hablando? Pues sí, se trata del águila calva, americana o pigargo americano o cabeciblanco (Haliaeetus leucocephalus).
Con una planta elegante y poderosa, estos animales impresionan allá dónde nos los encontremos.
Las hembras son más grandes que los machos, llegando a los 2’5 m. de envergadura y hasta 7 Kg. de peso. Ambos pueden alcanzar una longevidad de unos 30 años, (algo más en cautividad).
Ya los nativos americanos utilizaban sus plumas como símbolo de honor o en actos sagrados. Siendo todavía, y sólo con motivos religiosos, una de las pocas excepciones que la Ley de protección del pigargo permite el uso de sus plumas.
Suele habitar zonas con lagos, ríos o costas, puesto que su dieta principal son peces, peces que es capaz de avistar incluso a 2 Km., ya que su agudeza visual es superior a 8 veces la nuestra, y que captura con esas temibles garras que le caracterizan. También puede comer pequeños mamíferos, aves, reptiles y hasta carroña si lo necesitase.
Aunque su apariencia pueda expresar odio, este precioso animal tiene una pareja de por vida, con la que, año tras año, suelen volver al mismo nido para poner sus 2 o 3 huevos blanco-azulados, y criar a los pequeños.
Los nidos, con 3 m. de diámetro, pueden llegar a pesar 2 toneladas.
Los “pollitos” tardarán entre 4 y 5 años en adquirir el mismo plumaje que sus padres, pero mientras tanto, con su color pardo, aprenderán a volar, lanzarse hacia el agua a unos 75 Km./h. y dar caza a todo aquello que puedan.
La caza que se les dio cuando los colonos llegaron a América, los pesticidas que rompían la cáscara de sus huevos, y hasta su propia y espectacular belleza, han hecho que fuese una de las rapaces con más riesgo de extinción.
Gracias a la concienciación de los ciudadanos estadounidenses, y leyes como la Ley del Águila Calva o Dorada, han favorecido la población de este magnífico ejemplar, haciendo que se aproxime su posible salida de la lista de especies en peligro de extinción. Una gran noticia para los estadounidenses y para todos aquellos a los que nos impresionan estos animales.
A mi me viene una de esas y me da que echo a correr… pero anda que no molaría tener una de mascota: chiflar por la ventana y que apareciera al estilo lechuza de Harry Potter
¡SIgue así! 🙂
O ir a verlas por allá… 🙂