Emperadores sobre hielo
Llega la Navidad, y desde cambio de continente queremos felicitaros las fiestas con un poco de aire fresco… ¡Abrigaos! Esta vez nos vamos hasta el lugar más frío del planeta, hielo puro, la Antártida. Y queremos dar la bienvenida en el blog a nuestros queridos pingüinos, no podían ser otros esta semana, (te lo dije 🙂 ).
Con más de 40 colonias sobre dicha superficie, vamos a conocer en profundidad al mayor de las 17 especies de estas aves, el pingüino emperador, Aptenodytes forsteri, el cual puede alcanzar los 40 años de vida.
Algo más de un metro de altura y en torno a los 40 kg. de peso, os presentamos al ave nadadora más grande. Capacitado para sumergirse durante unos 20 minutos, alcanzando una velocidad al nadar de unos 25 km/h. y registrando profundidades de hasta 610m.
Las condiciones para poder sobrevivir en la Antártida no son nada fáciles, es la zona más fría y ventosa del planeta, con medidas superiores a los 60ºC bajo cero y vientos de más de 200 km/h de aire seco. Es increíble la capacidad de estos pequeños bichejos para poder vivir en este maravilloso lugar. Y es que ellos son los únicos que jamás pisan tierra firme, siempre sobre el hielo de dicho lugar.
Su adaptación al clima se basa en el denso plumaje, con suave plumón en la base de cada pluma para conservar aún mejor el calor, siendo más escamosa y aceitosa la superficie para que las extremadamente frías aguas no lleguen a penetrar, además de tener bien juntas las arterias y venas para evitar que la sangre se enfríe. Los polluelos poseen un plumón grisáceo que irán perdiendo en torno a los 6 meses, tras pasar el duro invierno.
Poco diré del característico color de sus plumas, tipo frac, destacando las zonas anaranjadas de los laterales de la cabeza, de la parte frontal del cuello y la franja del pico. (En cuanto a esto diré que he visto peluches muy bien caracterizados, impresionante).
Sus patas presentan tres dedos, palmeados para aumentar su capacidad bajo el agua y con garras para aferrarse bien al hielo de la superficie. Y sus alas son más bien aletas, especializadas en el impulso bajo el agua.
En invierno (Marzo), el pingüino emperador no hace como el resto de la fauna que vive allí, no migra hacia latitudes más templadas; aprovecha dicha época para reproducirse. Son monógamos (una única pareja). El macho aparta del grupo a la hembra que ha cortejado, pero a veces, esa hembra hace que dos machos se batan en duelo, y el ganador será el que, al final, se apareará.
De este apareamiento, en Mayo, surgirá un único huevo, que ambos padres se turnarán para cuidar y calentar entre las patas y la base del abdomen, aunque tras la puesta será el macho quien se encargue del huevo, ya que la madre necesita urgentemente alimento para reponerse. Los machos, para no congelarse, ya que tienen que cuidar del huevo a la vez que de si mismos, harán una especie de agrupación en la que rotarán de afuera hacia el centro para estar algo más aislados. Cuando la hembra vuelva, el pequeño ya habrá nacido, y pesará aproximadamente unos 300g. Si en uno de los turnos de los progenitores para proteger al polluelo el otro no regresa, ambos dos que esperan en la colona morirán.
Con un año, las necesidades del pequeño aumentan, ya llegará a los 15 kg., con lo que ambos padres deben ir en busca de comida, y éste se queda solo bajo el frío de la Antártida. Cuando esto ocurre, los pequeños polluelos que andan solos, se agrupan con el fin de calentarse y protegerse. Al volver, los padres los reconocen porque cada cría emite un sonido diferente.
A la hora de alimentarse, deben caminar en busca de aguas para sumergirse, y a veces, deben pasar mucho tiempo alejados de la colonia. La cría se alimentará a base de lo que ambos progenitores le regurgiten. Para llegar a estas aguas, además de caminar durante un largo periodo, deberán sobrevivir a ciertos peligros, como el mayor de los depredadores de nuestros pingüinos, la foca leopardo, que sabe muy bien donde colocarse para poder atraparlos. Las aguas que rodean la Antártida se conocen como banquisas, y es ahí donde dicha foca esperará a nuestros amigos. Cuando son atrapados se hacen los muertos, con lo que, en un descuido de la temible foca, los pingüinos podrían liberarse.
Cuando llega el verano (Diciembre), los polluelos ya han perdido parte de ese plumón que les caracteriza y ya estarán capacitados para independizarse, estrenándose en la natación, aprovechando que es verano y la cantidad de fauna es mayor, con lo que habrá algo menos de riesgo para ellos.
El cambio climático está poniendo en peligro el lugar donde estos magníficos animales habitan, siendo un serio peligro para la continuidad de la especie, y aunque de momento esta especie animal no ha entrado en peligro de extinción, puede que veamos su nombre en esta lista más pronto de lo que podamos imaginar.
Pues sí, ya lo veis, también me enamoran los pingüinos 🙂