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Sarrio – Rupicapra rupicapra

También conocido como rebeco o gamuza (Rupicapra rupicapra), el sarrio forma parte del paisaje de las altas montañas europeas como los Alpes, los Cárpatos o el Cáucaso, encontrándolo en nuestra Península Ibérica en la cordillera Cantábrica y en los Pirineos, donde recibe el nombre de R. rupicapra parva y R. rupicapra pyrenaica respectivamente, diferenciando dos subespecies que difieren simplemente en su localización geográfica.

Sarrio by Petaqui

Sarrio. Photo by Petaqui

Pertenece a la familia de los bóvidos, que son mamíferos artiodáctilos, es decir, sus extremidades acaban en una pezuña ungulada con un par de dedos. Dentro de esta misma familia podemos encontrar varias ramas que incluyen antílopes, toros, cabras, ovejas… donde el sarrio se acerca más a la morfología de las cabras, perteneciendo a su misma subfamilia, la Caprinae.

Lo normal es encontrarlos entre 1500 y 2500 metros, pero se pueden ver incluso a 1000 o 3000 metros de altura. Son animales herbívoros, alimentándose únicamente de vegetación, de tal forma que subirán y bajarán en altitud según la época del año y sus necesidad alimenticias y reproductivas.

Su color de pelaje es marrón café o tierra, llegando a rojizo en los meses de calor, excepto la cara, que siempre tiene un color más claro con un par de líneas oscuras desde los ojos a la boca. Miden unos 80 cm de altura a la cruz y llegan a pesar unos 30 kg. Los machos suelen ser algo más corpulentos que las hembras, aunque tanto hembras como machos tienen un par de cuernos, siendo los de las hembras normalmente algo más finos y menos curvos, pero no es fácil distinguirlos fijándonos en ésto. Y a diferencia de ciervos o corzos, los sarrios no los pierden.

Sarrio by Petaqui

Sarrio. Photo by Petaqui

Viven en grupos de varios animales, con longevidades de hasta 20 años. Son grupos de machos o grupos de hembras con crías, que en época de celo se juntan para poder reproducirse. Esta época es a finales de otoño, y al juntarse estos grupos, los machos luchan con sus cabezas y cuernos para conseguir a las hembras. Si lo consiguen, las hembras gestarán durante 20 semanas y darán a luz a una única cría, en casos excepcionales, nacerán dos.

Como peligros a los que se enfrentan, están los grandes carnívoros como el oso o el lobo, el hombre y los aludes, ya que a esa altitud éstos últimos son frecuentes y pueden llegar a enterrar por completo los grupos. Sin embargo, su estado de conservación de momento no es de amenazada.

Preciosos animales que nos hacen disfrutar aún más de las excursiones a lo alto de las montañas.

Antílope saiga

Bicho raros, muy raros, de todo el mundo, como el que conocemos hoy…

Se trata de un mamífero, de la familia de los bóvidos, un antílope algo extraño, tan extraño que muchos de vosotros ni siquiera sabíais que existía. El pequeño saiga (saiga tatarica), o antílope saiga.

Saiga por Tech Uday

Esta curiosa criatura se caracteriza principalmente por su hocico, y es que posee unas narinas con forma de tubos, anchos, largos y flexibles, que le hacen muy llamativo. Sirven para filtrar el polvo y calentar el aire que inhala de los pastizales áridos y estepas de la Europa del Este y Asia Central, ya que es allí donde habitan.

Son animales que pueden llegar a los 10-12 años de vida. Alcanzan pesos de unos 40 kg los machos y 27-30 Kg las hembras, como si de una oveja se tratase. En verano, su piel se cubre de un pelaje corto, de color canela, mientras que en invierno, dicho pelaje se hace más largo, denso y blanco, protegiendo de las extremas temperaturas a las que pueden verse sometidos.

Sólo los machos poseen cuernos, que pueden medir hasta 50-60 cm, con forma anillada y de un color ámbar, que hace que sean algo transparentes.

Son animales tranquilos. Pastan por el día, alimentándose de las hierbas que van encontrando. Durante las migraciones, estos animales tendrán que recorrer largas distancias, y aunque no son muy ágiles corriendo, llegan a velocidades de casi 80 Km/h. También se ven obligados a esquivar grandes peligros, cruzar ríos nadando… Por las noches duermen en “camas” que ellos mismos se hacen, acurrucándose en el suelo.

Portrait of a Saiga {Saiga tatarica} male Cherniye Zemly Zapovednik, Russia.

Estas migraciones que hemos nombrado las hacen en grupos inmensos, formados de la unión de muchas de las poblaciones o grupos familiares en los que estos animales se dividen, siendo estos grupos de unas 5-50 hembras y un macho.

En la época de celo, por noviembre, los machos se baten en duelo por las hembras, consiguiendo un harén por el que darán, en algunos casos, su vida. Esto sucede ya que durante esta época, los machos casi ni comen, utilizan toda su energía para proteger a sus hembras.

Las hembras llegan al primer parto con tan solo 8 meses, bajando a 5 en casos en los que el número de individuos es muy bajo y tiene la necesidad de reproducirse para continuar viviendo. Por el contrario, los machos son más tardíos, y hasta los 2 años no serán los reproductores.

La gestación dura entre 140 y 150 días, y será en las migraciones cuando den a luz, ya que se habrán juntado grandes grupos de animales, ayudando a la supervivencia de los mismos. Esta especie animal suele tener dos crías por parto, una de cada sexo.Saigas por chucklesofspit

Todo esto, me refiero al hecho de que los machos sean los únicos que tengan cuernos (ya sabéis que esos países tienen una muy mala costumbre en pensar que los cuernos son afrodisíacos o que tienen poderes medicinales), bueno, pues tanto eso, como que los machos se dedican en cuerpo y alma a cuidar de su harén, y se baten en duelo por las hembras, llegando muchas veces a la muerte, hacen que el número de hembras sea muy superior al de machos, desequilibrando por completo las poblaciones, haciendo que sea muy difícil la continuidad de la especie.

Además, han sufridos varias epidemias fatales que han llevado a la especie a un número muy reducido de individuos en poco tiempo. De esta forma, el saiga se encuentra en un estado de crítico peligro de extinción, otra especie más que se apunta a la lista que menos nos gusta…