Iguana verde
Existen muchas muchas especies de iguanas, pero hoy nos metemos un poco más en el mundo de la iguana común o verde (Iguana iguana). Un precioso animal que habita en el continente Sudamericano y América Central, aunque cada vez más su presencia se extiende por el resto del mundo, ya que se está convirtiendo en una mascota muy popular entre los amantes de los saurios o lagartos.
Aunque pensemos en el dragón de Komodo como el lagarto más grande del mundo, con unos 3 metros de largo (le dedicaremos un post a este bichejo, por supuesto), la iguana verde no se queda tan atrás, llegando a alcanzar cifras de casi los 2 metros de longitud y pesos en torno a 5 kg. Aunque, la verdad, esta longitud es, en gran medida, gracias a su enorme cola.
Estos animales son cromatóforos, es decir, pueden cambiar el color de su piel con el fin de protegerse de posibles depredadores, por ejemplo. Son entre verdes y grisáceos, aunque en época de reproducción, los machos adquieren una tonalidad anaranjada.
En los machos el tamaño es mayor, cabeza más ancha, con la cresta dorsal más desarrollada que las hembras, como ocurre con las uñas de las extremidades anteriores, y como dato curioso, estos machos poseen dos hemipenes, siendo ambos funcionales para poder reproducirse, aunque solamente utilicen uno de ellos en dicho momento.
Su larga cola les aporta un mecanismo de defensa a base de “latigazos”, pudiendo así escapar de una gran variedad de peligros, y también pueden deshacerse de ella si están bajo amenaza, ya que luego les crecerá sin problema.
Son animales tranquilos hasta que algo les molesta, y entonces, ¡¡zas!! “la curiosidad mató al gato” (sí, súper fan de los refranes).
Se alimentan gracias a los frutos, plantas y arbustos que les rodean en su zona tropical, contando con gran variedad de ellos. En cautividad, hay que prestar especial atención a dicho apartado, ya que sus necesidades son realmente importantes.
Para vivir, prefieren las zonas de vegetación más espesas y altas, por ello se conocen como arborícolas, ya que pasan la mayor parte de su vida en los árboles. Y a pesar de que son grandes trepadoras, no creáis que bajan cuidadosamente de los grandes árboles, no, se lanzan al vacío sin miedo alguno.
Están adaptadas a temperaturas en torno a los 28 ºC y una humedad del 80%, más o menos. Lo que sería otro aspecto fundamental para tener iguanas en cautividad. Si la temperatura es más baja de lo que acostumbran, tienden a adormilarse, pudiendo llegar a morir.
No poseen diafragma, con lo que los encargados de la respiración son los músculos intercostales, los cuales también deben controlar la locomoción. Con lo que cuando veamos una iguana correr (ya lo sé, algunos correréis también, y lo que menos haréis será acordaros de este blog), pero bueno, a lo que iba, cuando veamos una iguana correr no respirará, ya que, como hemos dicho, los músculos intercostales son los encargados de ambas funciones.
Los animales de ambos sexos sólo se juntan en épocas de apareamiento. La hembra pondrá sus huevos bajo tierra para que se incuben, y cuando se abran, la madre ya no estará allí, con lo que los pequeños deberán valerse por sí mismo desde el minuto cero.
Además de su popularidad como mascota, su piel también se utiliza para diferentes fines, así como su carne, muy demandada en gastronomía de los países de la zona. Estas utilidades están amenazando mucho la especie, aunque sin llegar a entrar en peligro de extinción.
Como comentábamos al principio, hoy sólo hemos hablado sobre la iguana común o verde, con lo que el resto de especies de esta familia pueden variar tanto en ciertas características como en su estado de conservación, siendo alguna de ellas gravemente amenazadas.