El simpático frailecillo
Hoy volvemos a las aguas saladas, bueno, más bien al cielo que las cubre. Nos vamos hacia el Atlántico Norte y el océano Ártico para descubrir una de las aves marinas más fascinantes y que puede que algunos de vosotros ni conocieseis todavía… Fratercula arctica, más conocido como Frailecillo atlántico o común.
La verdad es que no es necesario ir tan al Norte para poder verlos, ya que en épocas no reproductivas, como el invierno, se desplazan hacia aguas más meridionales, pudiendo aparecer por las costas atlánticas europeas, llegando incluso hasta Canarias.
Y estaréis pensando, ¿cómo vamos a saber cuál de todos es? Pues bien, tranquilos, porque es súper fácil de reconocer. Sus características le hacen delatarse. Sólo 30 cms. de ave, con un pico ancho y especialmente colorido, llamando bastante la atención, destacando el rojo, amarillo y azul en épocas reproductivas, o algo más apagados y grisáceos en invierno. Estas cualidades hacen que también se le conozca como “loro de mar”. Cabeza redondita, podríamos describirlo como mofletudo, y ojos dentro de una fina banda roja. El plumaje tienen un cierto parecido al pingüino, en cuanto a color por lo menos, simulando el típico frac. Y sus patas son como las de los patos, palmeadas y anaranjadas.
Y como ave marina, una de las peculiaridades es que cuentan con la glándula de la sal, que aunque no se conoce muy bien su funcionamiento, se sabe que les ayuda a excretar los excesos de sales que sufren por su forma de vida.
Excelentes nadadores, pudiendo zambullirse en busca de sus presas hasta 60 metros, llegando a capturar decenas de pequeños peces al mismo tiempo. También se alimentan de crustáceos, moluscos y gusanos.
En el aire son bastante rápidos, con medidas de hasta 90 Km./h., pero son algo torpes cuando se trata de alzar el vuelo en una superficie plana, por lo que anidan en acantilados rocosos, lo que les da la opción de lanzarse en caída libre hasta conseguir batir las alas.
En épocas de reproducción, primavera-verano, es cuando más se acercan a los litorales, y como ya he dicho, aprovechan los grandes acantilados para hacer sus nidos. Nidos que excavan con la gran fuerza de su pico o puede que aprovechen otros ya hechos anteriormente. La hembra pone un solo huevo, y tanto hembra como macho lo incubarán.
Por el contrario, en invierno, lo pasan prácticamente entero en el mar.
Son especies muy longevas, pudiendo alcanzar los 30 años.
La sobrepesca ha hecho que se reduzcan los recursos tróficos que esta especie utiliza, y la contaminación de las aguas les está haciendo más vulnerables. También cuentan con depredadores naturales, como otras aves más grandes, y aunque ya hemos dicho que viven casi siempre en el mar, cuando se acercan a las costas, existe riesgo de ser alimento para las especies terrestres, incluida el hombre.