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¡Tiburón!

¡¡TIBURÓN!! …y automáticamente todos pensamos en el terrorífico GRAN BLANCO, devorador de hombres, de Steven Spielberg, pero ¿qué hay de real en esto? ¿Qué es lo que nos ha hecho temer a los tiburones? ¿Por qué les consideramos asesinos? ¿Realmente lo son? ¿Nos impuso Spielberg una imagen que no era?

Shark - Day 113/365

Lo primero, decir que “Jaws” es un peliculón, que de pequeños, por lo menos a mí y a mis primos, nos encantaba ver, y no le quito ningún mérito, quién soy yo para decir nada al Sr. Spielberg. Pero esto no quita para que piense que esta película ha hecho de este magnífico pececillo el terror de los mares.

Y esto es así, es como el cuento de Caperucita Roja o el de los Siete Cabritillos, ¿qué niño en el mundo piensa que los lobos son buenos? Pues lo mismo ocurre con los escualos, sí, también se les puede llamar así.

Son los asesinos del mar, los devoradores de personas, pero vamos a ver, yo me pregunto, ¿por qué?

Con tan sólo 116 ataques en 2013 en todo el mundo, de los cuales solamente 13 fueron mortales, y de los 53 ataques que van en este año, sólo 3 de final fatal (según los datos recogidos en Global Shark Attack File).

Y pongo estos datos para demostrar que son bastante más inferiores que el número de personas que mueren a lo largo del año por ataques de perros, por caídas de rayos, o por ahogarse en la playa.

Ahora os toca a vosotros echarle imaginación…imaginad que sois un tiburón, un tiburón que nada tranquilamente en busca de algo para comer, como todos los animales, incluidos los hombres del mundo, los tiburones también comen, efectivamente, pero bueno, vais nadando y de repente veis una suculenta y rechonchita foca en la superficie (porque los tiburones atacan normalmente en la superficie), repleta de grasita sabrosa, y lleváis nadando varias horas, con esas ganas de merendar… ¿qué haríais? Pues sí, os la comeríais, y es que es cuestión de supervivencia… Pues bien ahora imaginad que estáis nadando y veis (desde las profundidades) una tabla de surf, con unos brazos y unas piernas asomando, ¿no se os parece a algo como una foca? Pues sí, también atacaríais por probar a ver qué es…y de aquí que la gran mayoría de ataques de tiburones sólo tienen un mordisco, porque una vez dado el bocado, ellos saben que no es esa suculenta foca que decíamos antes y se van.

No estoy diciendo que no les tengamos miedo, pero yo prefiero tenerles respeto, respeto porque somos nosotros los que nos metemos en su casa, y como a cualquiera, no nos gusta que nos molesten. Son animales y tienen el instinto animal desarrollado para sobrevivir.

Ahora os propongo otra cosa, miremos la situación del revés. Por cada ataque mortal de un tiburón, los hombres matamos 2 millones de tiburones.

Es impresionante el número de tiburones que mueren a lo largo del año, unos 100 millones (según el artículo “Global catches, exploitation rates, and rebuilding options for sharks”), por diferentes causas, tanto legales como ilegales.

White shark

Dentro de la palabra “tiburón” se recogen más de 350 especies, y sólo 12 son consideradas peligrosas para el hombre, destacando el tiburón blanco, el tiburón tigre y el tiburón toro. Pero entre esos 100 millones de tiburones muertos al año, no se hacen diferencias, lo que está haciendo que muchas de estas especies estén muy amenazadas.

¿Qué pretendo decir con esto? O por lo menos intentarlo… Debemos romper con el mito del temible tiburón de los océanos. Son animales increíbles, que hay que conocer antes de juzgar. Su instinto es defenderse y sobrevivir, y si nosotros somos los que nos entrometemos, ellos actuarán, pero no lo harán pensando en “Oh! Mira! Un persona! Me la voy a comer!”. No, no y no, lo harán pensando que somos comida, o simplemente porque nos hemos acercado demasiado. Claro que debemos tener cuidado, igual que lo tenemos cuando vamos a acariciar a un perro que gruñe. Respeto, básicamente respeto a su presencia.

Y si aún no os he convencido, igual os ayuda Rob Stewart con su documental “Sharckwater”.