De las zonas húmedas y áridas de la sabana africana llega el Género Phacochoerus acompañado de sus dos especies, P. africanus y P. aethiopicus, más conocidos en el mundo por formar parte de «El Rey León», donde Pumba nos cantaba su famoso «Hakuna Matata» mientras comía escarabajos.
Phacochoerus by Petaqui
Al contrario que otros suidos (cerdos, jabalís), los facóqueros aguantan muy bien las altas temperaturas, lo que hace posible su vida en estas zonas tan calurosas del planeta. Además, son animales diurnos que habitan en zonas cercanas al agua, escondiéndose en madrigueras por las noches. El barro y los pájaros son su mejor sistema de defensa frente a insectos y parásitos.
Phacochoerus by Petaqui
Su nombre en inglés es warthog, jabalí verrugoso. Llamado así por las verrugas características que presenta (tres pares en la cara). Cabeza grande, alargada, con los ojos en lo alto, lo que le permite estar siempre atento, vigilando a sus depredadores como son leones, guepardos y leopardos. Cuentan con dos pares de colmillos, los cuales les sirven, junto con las verrugas, tanto para remover la tierra como para poder defenderse en situaciones de peligro o en las peleas por las hembras. Su cuerpo entre gris y marrón hacen que se parezca a un barril, con patas cortas, pero que le dan gran habilidad a la hora de huir, pudiendo alcanzar bastante velocidad. Sus pezuñas hacen que sean animales ungulados, apoyando su peso corporal sobre un par de dedos en cada una. Esta característica les hace pertenecer a la orden de los artiodáctilos. Más o menos lo mismo que un jabalí, pesan cerca de los 60-70 Kg, pero podrían llegar hasta los 150 Kg. También poseen una larga cola, que en situaciones de alerta mantienen erecta, casi completamente perpendicular al suelo, pudiendo avisar al resto de individuos de que algo no va bien.
Phacochoerus by Petaqui
Se alimentan de bulbos, raíces, tubérculos… que encuentran con la ayuda de sus colmillos y verrugas al remover las áridas tierras, así como algunos insectos apetecibles.
Phacochoerus by Petaqui
Las hembras y los pequeños suelen vivir en familias de unos 20 individuos. Los machos cuando crecen se independizan y buscan otras familias con las que agruparse durante la reproducción, estableciendo terribles combates por las hembras. Éstas, tras unos 175 días, suelen tener 2 o 3 crías, aunque a veces se han visto hasta 6 o 7, dando de mamar hasta los dos meses.
Cuando uno de los individuos entró en nuestro lodge. Conseguimos grabarle de cerca mientras iba tranquilo por el campamento. Photo by Petaqui
Bonitos bonitos no son, pero son simpáticos, que dice mi padre, por lo menos a la vista, porque a veces tienen mal genio.
Os dejamos el vídeo que os comentamos en la última foto de este post. Podréis ver sus movimientos y el estado de alerta si nos acercamos demasiado.
Ay! Y ya que me emociono… Cómo me gusta Disney, tengo que admitirlo…
Pues como veis, hoy os llevamos a la infancia. Vamos de la mano de «El Rey León», pero no hablaremos de leones, sino que nos adentramos en el mundo de los protagonistas de esta canción. ¿Os acordáis de quiénes se trataba? Efectivamente, Pumba y Timón le recitaban la letra al pequeño Simba.
Pues hoy, en Cambio de Continente queremos recordar a la familia del pequeño Timón. ¡Bienvenidos suricatas!
Suricata por Petaqui
Conocidos como suricatas, suricatos, gatos de roca o en inglés meerkat (Suricata suricatta), estos pequeñajos siempre consiguen captar nuestra atención. Miden unos 30 cm. de longitud, además de los 25 cm. que ocuparía su cola. Pueden alcanzar el kilo de peso y su vida podría llegar a los 14 años. Tienen el pelaje marrón-amarillento, con algunas rayas oscuras y la cara alargada, con el hocico negro, igual que los ojos y las encantadoras y pequeñas orejas. Quiero destacar de su morfología esas pequeñas orejas negras, que les dan un toque encantador.
Suricata por Petaqui
.Para observarlos, será necesario adentrarnos en la sabana, bosques áridos o pastizales del sur de África, destacando el Kalahari, bajo el ardiente sol. Son diurnos y conviven en familias de unos 10-20 miembros cada una. Excavan madrigueras y túneles que formarán tremendos laberintos bajo la tierra de estos lugares, evitando el calor extremo. Aquí almacenarán comida, se reproducirán y se resguardarán en caso de peligro inminente. Sin embargo, pueden ir mezclándose con otras familias de la misma llanura, puesto que hay numerosas madrigueras en cada territorio, aunque también pueden darse peleas entre dichos grupos.
Simpáticos, graciosos, adorables… pero siempre atentos ante cualquier posible peligro, adquiriendo esa postura que les caracteriza, como si de una persona se tratase, apoyados sobre sus dos patas traseras y estirando el cuello como buen cotilla. Pertenecientes a la familia de las mangostas, se mantendrán erguidos y vigilantes, todo para salvar la vida del grupo, colaborando en equipo para la protección de la familia. Así, mientras unos hacen de vigilantes, otros se dedicarán a recolección de alimento y cuidado de los más pequeños.
Son omnívoros, es decir, su alimentación tiene un poco de todo, desde insectos, arácnidos, lagartos, pequeños mamíferos, aves, algo de vegetación… lo que sería una dieta bastante completa y equilibrada.
Suricata por Petaqui
Cuando estos animales alcanzan el año de edad, llegan a su madurez sexual y comienzan a reproducirse. En temporada de cría, los machos «forzarán» a las hembras para realizar la cópula, y tras once meses de espera, nacerán las crías (normalmente 3-4). Llegarán al mundo dentro de la madriguera, ciegas, sin pelo, y estarán mamando durante unos 49-63 días. Sólo una de las parejas del grupo se reproducirá en cada temporada, el resto se dedicarán a aportar alimento para la despensa y para las madres lactantes, y ayudarán en el cuidado de los más jóvenes.
La pena es que nuestros amigos forman parte de la cadena alimenticia, siendo presas para halcones, águilas o chacales. Los encargados de vigilar las madrigueras darán el aviso si algo se aproxima, resguardándose lo antes posible. Pero si no se dan cuenta y tienen que defenderse, arquearán la espalda y mostrarán sus garras.
En este caso, los suricatas no están amenazados, sino al revés en algunos casos, ya que en ciertos lugares se consideran plagas. Otro aspecto negativo que nos llama la atención es que son portadores de la rabia, lo que es un riesgo para el ser humano u otros animales, y por ello han sido perseguidos durante años.
Animales increíbles en la sabana africana. Timón ya nos lo dijo: ¡¡HAKUNA MATATA!!
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¿Africa?
Sí, de nombre África. ¿Cambiamos de continente y descubrimos otras especies?