El «punky» de las aves
No tenemos que ir muy lejos, nos sirven las grandes extensiones de cultivos encharcados de Europa y las del norte y centro asiáticas para llegar a observar al pequeño volador que os enseñamos hoy, siendo visible en España durante todo el año. Habitando en las zonas más próximas a las costas o las cuencas de nuestros ríos, por ello se conoce como ave limícola.
El avefría, sí, sí, avefría, también conocido como Vanellus vanellus, es un pequeño pajarito muy fácil de reconocer, y es que posee una serie de rasgos muy característicos. Mide unos 30 cm de altura y posee una envergadura de alas de unos 70 cm, llegando a pesar en torno a 300 g. Pero lo que más nos llama la atención es tanto su color de plumaje como su cresta, sí, he dicho cresta, es el “punky” de las aves.
La cresta está formada por cuatroplumillas contadas, de color negro, erguidas, algo más largas en los machos, pero que hace inconfundible a nuestro animal. El plumaje posee una mezcla en tonos verdes y negros metalizados, variando según cómo le dé la luz. Su pecho es negro, subiendo dicho color hasta la cara y la frente, pero su vientre es blanco, al igual que sus “mofletes”, contrastando drásticamente.
Sus alas son bastante anchas y redondeadas, lo que hace que su vuelo no sea especialmente rápido, siendo un punto débil para protegerse de los temidos depredadores que pueden perseguirlas por el aire. Por ello, tiene una gran capacidad acrobática en vuelo, lo que resulta fundamental para esquivarlos, dejando que se acerquen y haciendo una pirueta en el último segundo.
Se alimentan gracias a los invertebrados de las zonas en las que viven, además de pequeñas semillas que pueden localizar. Para buscar dichos alimentos, lo hacen tanto en vuelo como caminando, ya que tienen una sensibilidad táctil que les permite sentir las vibraciones del movimiento de los que están bajo tierra, como las lombrices.
Suelen vivir en bandadas, lo que les da algo más de protección también, avisándose con un silbido de lo que se les acerca.
La reproducción comienza en primavera, con un ciclo reproductor de unos 70 días en los que el macho intenta conquistar a la hembra con sus famosas acrobacias y cánticos. El nido lo colocarán en el suelo, entre la materia vegetal, de forma que quede camuflado y protegido. En caso de avistar alguna amenaza, pueden incluso hacerse los heridos e ir alejando poco a poco dicha amenaza del lugar.
La hembra pondrá los huevos, normalmente cuatro, de color ante o gris-verdoso, con moteado más oscuro, que deberán incubarse durante 26-28 días, acción que llevarán a cabo ambos reproductores. Cuando nazcan los polluelos, aunque los padres sigan cuidándolos, ellos solos ya son capaces de alimentarse y cotillear la zona. Acabarán su desarrollo tras unos 40 días, y es entonces cuando empezarán a volar.
Son numerosos los ejemplares que existen, pero también lo son las amenazas. Destacando la destrucción del hábitat tanto por las actividades del hombre como la caza o la ganadería, así como los incendios y la desecación, además de los peligrosos depredadores, tanto del aire como terrestres. Un gran lista que les hace estar muy pendientes de lo que sucede a su alrededor.
#Provolo11315