Sí, lo sé, muchos de vosotros habéis visto la palabra “tiburones” en el título y ya no os apetece leer más… Pues muy mal, ya que la siguiente palabra es “inofensivos”. Una realidad que nadie quiere escuchar, como si de un Tyrannosaurus rex “come-personas” se tratase…
Pues sí, efectivamente, ¡EXISTEN los tiburones inofensivos!
Es más, el tiburón inofensivo del que hoy vengo a contaros es el pez (vivo) más grande del planeta, hasta ahora encontrado. (Quién sabe lo que hay ahí debajo).
Rhincodon typus, comúnmente llamado tiburón ballena. Midiendo unos 12 metros, aunque se cree que pueden existir ejemplares de unos 18 metros, y llegando a pesar hasta 20 toneladas. Cuando digo que es el más grande, es por algo.
Su cuerpo tiene unas marcas características. Su color es gris-verdoso por el dorso, con unas líneas de color crema que caen verticalmente por los laterales, dividiéndolo en una serie de rectángulos en los que se pueden distinguir cientos de lunares de este mismo color crema. Estas formas geométricas son únicas de cada animal, es como su marca de identificación, lo que ayuda bastante a los investigadores para contabilizar el número de ejemplares avistados.
En la parte dorsal, desde la zona posterior de la cabeza hasta la cola, cuentan con una especie de estrías que se encargan de mantener la estabilidad durante la natación.
La cola, cuya forma es similar a media luna, puede medir entre 2 y 3 metros.
Toda esta cantidad de pez está recubierta por dentículos dérmicos, que son como las escamas del resto de peces, pero formadas a partir de la dentina (como si hablásemos de dientes). Este sistema dota al animal de una superficie áspera, como una lija.
Una de las cosas que más llama la atención de nuestro tiburón, es que todo en él es a lo grande, y no me malinterpretéis, me refiero a su enorme boca. Una tremenda cavidad de 1 o 2 metros de apertura, que como si de una aspiradora se tratase, va filtrando el agua por las branquias, captando el oxígeno y alimentándose de aquello que quede suspendido, como sardinillas, boquerones, calamares… (Veis, nada de personas en la dieta). Aunque muchas veces, para alimentarse, se colocan en posición vertical, y hacen movimientos arriba y abajo para que el agua vaya pasando.
Lo más normal es que sean animales solitarios, pero también se conocen grupos de individuos. En épocas de reproducción, machos y hembras se juntan para copular, ya que su fecundación es interna. Los huevos fecundados permanecen en el interior de la hembra, hasta que los pequeños ya están completamente desarrollados, y nacerán con unos 50 cm. Esta forma de reproducirse se llama ovovivípara, ya que nacen vivos, pero la madre ha tenido los huevos desarrollándose en su interior. Los pequeños se independizarán de manera instantánea, ya que no habrá cuidados por parte de la madre, y no alcanzarán la madurez sexual hasta tener en torno a 25 años y unos 9 metros de longitud. Considerándose, como longevidad media, entre 70 y 100 años.
Es un pez migratorio, que busca la tranquilidad de las aguas templadas, nadando lentamente alrededor del océano Índico, del Atlántico y del Pacífico.
A pesar de todo lo que os cuento, no se tienen muchos datos sobre este pequeñín, ya que no es muy abundante, y además, prefiere el relax de las profundidades. Se considera una especie vulnerable, corriendo un riesgo importante de extinción en un futuro no muy lejano.
#Provolo11315