Quebrantahuesos
Este fin de semana tuve el placer de estar en una reunión de un grupo de Scouts, el 219, en Jaca, que quieren reabrir sus puertas a la naturaleza. Allí me dio por pensar y ver lo que estos chicos quieren a nuestros bosques, y más estando dónde están, en pleno Pirineo Aragonés.
Pero claro, si no protegemos nuestra naturaleza, gente como ellos, chiquillos del grupo, desde los más pequeños a los más mayores, quizá no podrán conocer algunos los animales que se pueden encontrar…
Y es por eso que hoy quiero hablar del Quebrantahuesos (Gypaetus barbatus), o en aragonés, ya que estábamos en dicha comunidad, cluxiuesos, (gracias Anchel por tu aportación).
.Existen varias subespecies, como barbatus o meridionalis siendo la primera la que habita en España.
Para los que sólo os suene el nombre por la dura carrera ciclista “La Quebrantahuesos”, que sepáis que viene de este bichejo. Es un ave rapaz, con gran fuerza, capaz de coger grandes huesos, subir bien alto con ellos y lanzarlos contra las rocas para que se rompan, y así alimentarse tanto de ellos, aprovechando al máximo la médula del interior, como de todo tipo de carroña. Tiene un plumaje gris-marrón, y por el vientre más bien blanco marfil. Al volar, su silueta es muy característica, con los extremos de las alas muy puntiagudos y la forma de cuña que le hace la cola. Su envergadura puede alcanzar los 2’5-3 metros y su altura un metro o incluso algo más. Las patas, bueno, hablando técnicamente, los tarsos, están cubiertos de plumas, lo que se conoce como “calzones”. La cabeza es blanca también, con un impresionante antifaz negro en los ojos, perfilados por un rojo intenso en el anillo esclerótico. El pico es fuerte, puesto que precisa de gran firmeza para poder transportar los huesos, pero sus garras no son las típicas de un ave rapaz, son algo más pequeñas. En esta especie, las hembras son algo más grandes que los machos. Su esperanza de vida ronda los 20 años, llegando a los 40 si están a salvo en cautividad.
En diciembre empieza el celo de estos animales, y realizan lo que se llaman vuelos nupciales para el cortejo de las hembras, que traerán consigo chillidos, arañazos… Un mes más tarde la hembra pondrá entre 1 y 3 huevos (lo normal es 1), de color amarillento moteados en marrón, y los incubará. Unos dos meses después saldrán a la luz los polluelos. Tardarán en desarrollarse unas 18 semanas, y para alimentarlos, ambos padres traerán la comida al nido.
Y hablando de nidos, el quebrantahuesos aprovecha los recobijos, huecos, grutas de las montañas para establecerlo, protegiéndose de las extremas temperaturas que pueden llegar a sufrir.
Se puede llegar a ver en las montañas Euroasiáticas y de África, pero en el único lugar en el que no se ha extinguido y no ha habido que repoblarlo es aquí, en los Pirineos.
Es un animal increíble, tan increíble que está en peligro de extinción. Tendidos eléctricos, envenenamientos, fallos en su reproducción, caza, pérdida de su hábitat… todo esto está haciendo tremendo daño en esta especie.
Existen estrategias de conservación y recuperación de la especie, y este grupo de Scouts que os he dicho antes sé que harán una gran labor en cuanto a enseñar a los pequeños sobre el cuidado que se merece la naturaleza que nos rodea, y la protección que es necesario dar a ciertas especies animales para seguir disfrutando de ellas.
Sí, este post de hoy es para esos Scouts, es más, si queréis uniros no lo dudéis, preguntadme y os pongo en contacto. ¡Molan!
Como dicen ellos, ¡SCOUTS SIEMPRE LISTOS!
Antílope saiga
Bicho raros, muy raros, de todo el mundo, como el que conocemos hoy…
Se trata de un mamífero, de la familia de los bóvidos, un antílope algo extraño, tan extraño que muchos de vosotros ni siquiera sabíais que existía. El pequeño saiga (saiga tatarica), o antílope saiga.
Esta curiosa criatura se caracteriza principalmente por su hocico, y es que posee unas narinas con forma de tubos, anchos, largos y flexibles, que le hacen muy llamativo. Sirven para filtrar el polvo y calentar el aire que inhala de los pastizales áridos y estepas de la Europa del Este y Asia Central, ya que es allí donde habitan.
Son animales que pueden llegar a los 10-12 años de vida. Alcanzan pesos de unos 40 kg los machos y 27-30 Kg las hembras, como si de una oveja se tratase. En verano, su piel se cubre de un pelaje corto, de color canela, mientras que en invierno, dicho pelaje se hace más largo, denso y blanco, protegiendo de las extremas temperaturas a las que pueden verse sometidos.
Sólo los machos poseen cuernos, que pueden medir hasta 50-60 cm, con forma anillada y de un color ámbar, que hace que sean algo transparentes.
Son animales tranquilos. Pastan por el día, alimentándose de las hierbas que van encontrando. Durante las migraciones, estos animales tendrán que recorrer largas distancias, y aunque no son muy ágiles corriendo, llegan a velocidades de casi 80 Km/h. También se ven obligados a esquivar grandes peligros, cruzar ríos nadando… Por las noches duermen en “camas” que ellos mismos se hacen, acurrucándose en el suelo.
Estas migraciones que hemos nombrado las hacen en grupos inmensos, formados de la unión de muchas de las poblaciones o grupos familiares en los que estos animales se dividen, siendo estos grupos de unas 5-50 hembras y un macho.
En la época de celo, por noviembre, los machos se baten en duelo por las hembras, consiguiendo un harén por el que darán, en algunos casos, su vida. Esto sucede ya que durante esta época, los machos casi ni comen, utilizan toda su energía para proteger a sus hembras.
Las hembras llegan al primer parto con tan solo 8 meses, bajando a 5 en casos en los que el número de individuos es muy bajo y tiene la necesidad de reproducirse para continuar viviendo. Por el contrario, los machos son más tardíos, y hasta los 2 años no serán los reproductores.
La gestación dura entre 140 y 150 días, y será en las migraciones cuando den a luz, ya que se habrán juntado grandes grupos de animales, ayudando a la supervivencia de los mismos. Esta especie animal suele tener dos crías por parto, una de cada sexo.
Todo esto, me refiero al hecho de que los machos sean los únicos que tengan cuernos (ya sabéis que esos países tienen una muy mala costumbre en pensar que los cuernos son afrodisíacos o que tienen poderes medicinales), bueno, pues tanto eso, como que los machos se dedican en cuerpo y alma a cuidar de su harén, y se baten en duelo por las hembras, llegando muchas veces a la muerte, hacen que el número de hembras sea muy superior al de machos, desequilibrando por completo las poblaciones, haciendo que sea muy difícil la continuidad de la especie.
Además, han sufridos varias epidemias fatales que han llevado a la especie a un número muy reducido de individuos en poco tiempo. De esta forma, el saiga se encuentra en un estado de crítico peligro de extinción, otra especie más que se apunta a la lista que menos nos gusta…
Estrella de mar espinosa
Ya se lo cantó Sebastián a Ariel hace algunos años:
“Tú crees que en otros lados las algas más verdes son, y sueñas con ir arriba, ¡qué gran equivocación! ¿No ves que tu propio mundo no tiene comparación? ¿Qué puede haber allá afuera que cause tal emoción?”
¡Qué razón tenía el famoso cangrejo! Y es que es impresionante la cantidad de maravillas que podemos encontrar “Bajo el mar”.
Hoy hablamos de un animal perteneciente a los equinodermos, que significa “piel espinosa”, y como su propio nombre indica, os presentamos a la estrella de mar espinosa (Marthasterias glacialis).
Podríamos avistarlas en el mar Mediterráneo y en el océano Atlántico nororiental. No se encuentra a más de 180m de profundidad, lo que nos indica que habita más comúnmente en las proximidades de las costas
Son animales invertebrados, aunque poseen unas placas esqueléticas calcáreas que aportan cierto soporte, unidas mediante musculatura, confiriendo cierta flexibilidad a sus cinco brazos que salen de un eje central, y que van adelgazándose hacia su extremo. Este extremo o punta, cuando la estrella está activa, suele estar orientado hacia arriba, ya que poseen una especie de ojo con actividad fotosensible. Su coloración depende de la edad, llegando de un marrón pálido al naranja o amarillo, y a veces, con algunas manchas verdes azuladas.
De punta a punta, puede llegar a alcanzar los 70-80 cm., y toda cubierta por hileras de espinas, tres hileras por brazo, y donde se juntan, un círculo de espinas, de tal forma que se defenderá de los posibles depredadores. Entre éstas, podemos ver los pedicelarios, que son como bastoncillos encargados de la limpieza de la piel y el apoyo de las espinas.
Para desplazarse, nuestra amiga emplea el desconocido aparato ambulacral, y digo desconocido porque no sé vosotros, pero yo es la primera vez que oigo tal nombre. Son conductos conectados entre sí, acabando en forma de ventosas que sobresalen de la piel, y se conocen como pies ambulacrales, quedando concentrados en un surco que hay ventralmente en cada brazo, zona con la que la estrella se apoya sobre el sustrato marino. Así, controlando las variaciones de presión del líquido interno de este aparato, guiará a sus pies, y avanzará hacia el lado que considere oportuno.
Ventralmente al eje central del que parten los brazos, encontramos la boca de la estrella. En ella, 5 mandíbulas interradiales son las encargadas de atrapar a sus presas, que pueden ser mejillones, almejas, erizos (como es el caso en esta foto)… Pero no es tan fácil, primero ha de ponerse encima y fijarse al suelo con sus pies, y después, es necesario que eventre su estómago, metiéndolo en su presa para poder digerirla, excepto si ésta es pequeña, que podrá meterla en el estómago, y en este caso, expulsar los desechos por el ano, localizado dorsalmente al eje, perpendicular a la boca.
Pueden vivir entre 5 y 10 años, pero la madurez sexual la alcanzan con un año de vida. Sus sexos son diferentes, pudiendo reproducirse con un huevo que tendrá una fase larvaria más tarde. Aunque la forma más conocida es la de la escisión, en la que al perder un brazo, pueden generarse individuos de los fragmentos, o dividiéndose longitudinalmente, con el fin de crear asexualmente distintos individuos. Debido a dicha regeneración, hay estrellas que poseen más de cinco brazos, y algunos de diferentes tamaños.
Ejemplares marinos que no dejan de sorprendernos.
Cobra escupidora
Ponemos rumbo a las zonas abiertas y hábitats como sabanas, herbazales, cultivos, estepas… del África subsahariana para conocer al pequeñajo de hoy. Bueno, pequeñaja, y no tanto, ya que puede crecer hasta los 2’2 metros de longitud. Hablamos de la famosa cobra escupidora (Naja nigricollis), pudiendo reconocer tres subespecies, la de cuello negro (N. n. nigricollis), la negra (N. n. woodi) y la barreada o cebra (N. n. nigricincta).
Estas tres subespecies difieren tanto en la localización geográfica como en la morfología, ya que varían los tamaños y colores, siendo la más grande la de cuello negro, pero todas pertenecen a la especie de la cobra escupidora.
Probablemente os suene este animal, ya que Frank Cuesta, en uno de sus programas de televisión “Frank de la Jungla” o “Wild Frank” tuvo un encontronazo con una de éstas. Los más frikis, como yo, seguro que lo recordáis.
Aun así, hoy curiosearemos de la temible escupidora.
Vamos a diferenciar un poco esas tres subespecies, para que si os encontráis con una, podáis saber de cuál se trata xD
Como ya he dicho, la de cuello negro es la que mayor tamaño suele alcanzar. Sus colores van del gris al negro, aunque a veces también puede verse marrón amarillento, cubriéndose la zona del cuello de una o unas franjas negras (de ahí su nombre), y dejando la parte ventral del cuerpo, la que arrastra, de un color crema.
La negra, es negra o gris en su totalidad, tanto la parte dorsal como la ventral, pudiendo verse de vez en cuando alguna tonalidad azulada en la zona dorsal.
Por último, la cebra o barreada, como podéis imaginar, presenta una serie de franjas negras salteadas, dejando unas tonalidades amarillas, rosas o marrones en el fondo, así como blanco cremoso para la zona ventral. Dicen que es una de las más bellas serpientes del continente africano, pero cuidado para el que llegue a verla…
Por el día es difícil encontrarlas, ya que se refugian del caluroso sol del desierto africano, escondidas bajo pequeñas rocas, en termiteros que sus habitantes han abandonado, o en madrigueras de otros bichejos. Salen a partir del atardecer en busca de su presa, cazando desde pequeños mamíferos hasta otros reptiles, anfibios o aves que se despistan. Les inyecta el veneno clavándoles sus tremendos colmillos e ingiriendo la presa entera, comenzando por la cabeza para facilitar el paso hasta el estómago, y en función del tamaño de ésta, nuestra serpiente estará más o menos tiempo sin volver a cazar, empleando dicho tiempo en una lenta digestión.
En torno a la primavera será el celo de la hembra, en la que desprenderá una feromona para atraer al macho, y tras cortejar a su pareja se le permitirá la cópula. Las hembras poseen dos hemiclítoris, algo más pequeños que los dos hemipenes que tienen los machos, y de estos, ambos son funcionales, aunque sólo se empleará uno.
Tras unos 100 días, la hembra pondrá entre 10 y 22 huevos en un agujero donde ella considere que hay buenas condiciones de temperatura. Aquí finaliza la tarea de la madre. Los pequeños nacerán solos, sin una madre que los haya incubado, buscando un nuevo lugar del que hacerse los dueños. Estos medirán unos 25 cm.
Para acabar, lo que todos esperabais de tal animal, el porqué de “escupidora”. Pues este mote se debe a que tiene la capacidad de lanzar hasta casi 3 metros de distancia el veneno. Sus terroríficos colmillos están abiertos por la parte frontal, un pequeño orificio que permite salir el veneno, pero además, la estructura interna del conducto por el que circula la sustancia, dentro de los colmillos, es similar a un muelle. De esta forma, el veneno, además de salir a presión, tiene cierta rotación, pillando desprevenidos a los depredadores. Sí, depredadores, como bien hemos explicado antes, la cobra escupidora, para cazar, muerde a sus presas, pero para defenderse, lo que hace es alzarse del suelo, abriendo sus costillas para aparentar mayor tamaño, abre la boca y escupe el veneno, apuntando a los ojos la muy… cobra!
Este veneno se compone de citotoxinas y cardiotoxinas, que provocan efectos neurotóxicos, necróticos y hemorragias externas, dificultando también actividades como respiración, movimiento…
Lo mejor, evitarlas, no vaya a ser que piensen que nosotros somos su amenaza y la liemos, ¿no creéis?